Día de muertos

Cada vez y con mayor frecuencia se celebra en el norte del país la fiesta del Día de Muertos, que en el centro y sur es una de las tradiciones más arraigadas.

Sus orígenes son anteriores a la llegada de los españoles, ya que en muchas de las culturas precolombinas se celebraban las vidas de los ancestros.

Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacihuatl, conocida como la "Dama de la Muerte", esposa de Mictlantecuhtil, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos. Al fusionarse con la religión católica dio lugar al Día de Muertos.

El paso de la vida a la muerte ha causado admiración, temor e incertidumbre, desarrollando en diversas culturas creencias en torno a esta transición.

Con el Altar de Muertos se pretende honrar a nuestros antepasados, esos que dejaron huella en nuestra vida, invitándolos a compartir con “los vivos” cuentos, historias, flores, mezcales y el deseo ferviente de nunca olvidarlos.

Es “traer” a nuestros seres queridos del lugar donde descansan esa noche, es para recordarlos, hacerlos presentes, reconociendo quiénes somos y de dónde surgimos.

Pero el Día de Muertos nos invita a reflexionar sobre nuestra propia mortalidad, ya que un día formaremos parte del Altar porque habremos muerto.

En ocasiones, actuamos como si nuestra vida no tuviera fecha de caducidad, como si fuéramos dueños del nuestro tiempo. Nuestro culto a los muertos debería de permitirnos tener mayor conciencia de lo que es vivir, y del tiempo que dura esta vida.

De acuerdo a INEGI, la esperanza de vida, que es el número de años que en promedio se espera que viva una persona, han aumentado en el 2016 a 76.4 en Nuevo León, lo que significa que las condiciones de desarrollo económico y social han mejorado considerablemente, ya que en 1930, el promedio era de tan solo 34 años. El trabajo de nuestros ancestros para mejorar nuestras condiciones de salud, trabajo y vida han dado frutos en añadiendo años a nuestras vidas.

Pero la vida y la llegada de la muerte sigue siendo un misterio, habrá personas que superen esa expectativa y otras que se queden en el camino. No hay prepago de días, solamente se recibe un día a la vez, con la salida del sol se debería de tener consciencia de que tenemos, nuevamente la oportunidad de ser y hacer, y al llegar la oscuridad acompañada de las estrellas, agradecer haber llegado al final de ese día. Eso es todo con lo que se cuenta.

Si tuvieras la conciencia de la fecha en que llegaría tu muerte, o la de las personas que amas, ¿cuánto tiempo le dedicarías al odio, rencor o envida? ¿Por cuánto tiempo pospondrías tus sueños?¿Cuánto tiempo te quedarías sentado viendo televisión? ¿En cuántos amaneceres estarías presente? ¿A cuántas personas abrazarías? ¿Jugarías más? ¿Aprenderías a cantar? ¿Serías más amable, o continuarías con tu enojo? ¿Qué sería lo que más te gustaría hacer?

Nada es para siempre, y de esta vida nadie se va sin morirse, sabemos que moriremos, de igual forma le sucederá a las personas que amamos, y solo se puede vivir un día a la vez.

No es fatalismo, es simplemente tener la conciencia del vivir aquí y ahora, disfrutar, como tantas veces se ha dicho, del presente, que es eso, un presente, un regalo, el futuro habrá que planearlo, pero con menos angustia y más paz, disfrutando hoy, porque el regalo del presente un día se habrá ido, ¿qué te gustaría llevarte puesto en la piel y en el alma cuando acabe tu travesía por este mundo?

Como dijo Hans Christian Andersen: “Disfruta de la vida, hay mucho tiempo para estar muerto”, y para disfrutar de la vida, no hay otra forma que viviendo, abandonando los sentimientos enmarañados que se atragantan y se enredan en el vientre, dejando ir lo que no fue, abrazando la esperanza y la conciencia del regalo que cada día te da la vida, para emprender tus sueños, pero haciendo un balance diario de las inversiones en vivir contra lo que dedicas a morir.

Corre, ríe, vuela baila, canta, AMA con la sangre y con el corazón…..ya que solo tienes esta vida para ser feliz

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Patricia Zambrano (LED '88)
Licenciada en Educación, con  Diplomado en Psicología Positiva, Neuropsicología y Desarrollo de Proyectos
Conferencista inspiradora y facilitadora en cursos de desarrollo humano, innovación, responsabilidad social.
Autora de Mirada de Luis con más de 1000 copias vendidas apasionada de las montañas, amante de los retos y adicta a la felicidad.

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