El maltrato a los animales como predictor de psicopatía

Hace unas semanas se difundieron en las redes sociales una serie de videos, que mostraban al encargado de una tienda de mascotas maltratando animales dentro del establecimiento. Este hecho indignó a la mayoría de las personas, causando el repudio de la sociedad hacia el encargado e incluso hacia la propia tienda. El objetivo de este escrito es cuestionarnos: ¿Realmente debemos de estar indignados o deberíamos de tener miedo?

Los animales muchas veces caen en un hueco judicial, ya que no son categorizados legalmente como seres vivos, sino como objetos que carecen de derechos. Últimamente, se les ha intentado atribuir el estatus de seres vivos y con ello, brindarles ciertos derechos y dignidad que merecen. Los animales y las personas tienen un vínculo antiquísimo, ya que desde tiempos antiguos han sido usados como ayudantes de trabajo e incluso como mascotas formando una relación de tipo afectivo.

Las personas durante su desarrollo adquieren algo llamado empatía, la cual nos frena para realizar actos que puedan dañar a otras personas. Es decir, nos hace reflexionar a no realizar un acto hacia otras personas, por el hecho de saber cómo se podría sentir. Hay niños en los que dicha empatía no se desarrolla de forma correcta, teniendo problemas en poder ponerse en los zapatos de los demás y en este caso, de otros seres vivos.

Se han realizado investigaciones (Ascione y colaboradores, 1993), en las que comparan crueldad con animales en menores recluidos en centros penitenciarios, con la de la población general, encontrándose en un 25% en centros penitenciarios y apenas 5% en población general.

Frick (1993) identificó que la crueldad con animales, era uno de los primeros predictores de conducta violenta y psicopática (desde los 6.75 años), la cual se le llama con términos psiquiátricos como un Trastorno Disocial, y también se ha asociado a familias disfuncionales (Wong, 2015).

La psiquiatría infantil, ha tomado como uno de los criterios de un Trastorno de Conducta, el maltrato animal, en especial a mamíferos. Este diagnóstico, es el dado por conductas criminales en la infancia y adolescencia, y se describe como un tipo de comportamiento grave que afecta los derechos individuales de las demás personas (APA, 1994).

El maltrato a los animales, se ha observado en múltiples investigaciones como uno de los primeros predictores de conductas criminales o psicopáticas. Querol y colaboradores (2010) presentaron un trabajo, en el cual lograron realizar una asociación entre historia de crueldad a animales y crímenes más violentos asociados a falta de empatía, incluso dan como propuesta, el tomar en cuenta estas dos variables como uno de los predictores de peligrosidad de un criminal. Vaughl (2015) asoció el maltrato animal con problemas de criminalidad en la infancia y a la larga mayor riesgo de trastornos de personalidad, en especial el trastorno antisocial de la personalidad, es decir conducta sociopática o psicopática. En otro artículo Wong y colaboradores (2015) encontraron, que estas personas suelen tener una autoestima mayor al resto de las demás personas y problemas con la culpa, lo que hace una población muy difícil de tratar, teniendo un peor pronóstico.

En cambio, en otros estudios (Rothgerber, 2015), se ha observado que el tener mascotas a edad infantil es un predictor de empatía y buen trato a los animales. Esto no quiere decir que el tener una mascota hará que nuestros hijos dejen de tener un trastorno de conducta, pero sí puede ser un factor protector, el cual no se deslinda de una buena crianza. El enseñarle empatía a nuestros hijos desde la infancia temprana, evitará que lleguen a tener conductas criminales. De la Peña (2011), describe que la psicopatía está compuesta por un constructo llamado Callo Emocional, el cual tiene cuatro componentes: la ausencia de culpa o remordimiento, falta de preocupación por el mal desempeño personal (por ejemplo escuela o trabajo), expresión deficiente de afecto y finalmente empatía.

El ejercer una buena crianza con valores sólidos puede hacer que nuestros hijos tengan un futuro mejor, en un mundo con menos violencia. La única forma de disminuir la criminalidad se encuentra previniendo.


Dr. Homero David Sandoval Alfaro

Médico Psiquiatra y Psiquiatra de Niños y adolescentes
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