Cuando la vida te dé limones… ¡Olvida la limonada!

Por: Gabriela García-Williams (BAHL '93 / LCIC '00)
Vivimos en una sociedad que premia el comportamiento estoico y los que nos rodean esperan nuestra sonrisa constante y que sigamos con la vida como si nada pasara aunque nuestra alma esté destrozada.

Aún cuando se ha estudiado el duelo y sus etapas extensamente, cada vez que experimentamos una pérdida, ya sea que perdamos a un ser querido, un trabajo o nuestra salud, se nos pide que hagamos “limonada” de los “limones” que nos da la vida.

Pero, ¿qué pasa si no te gusta la limonada?, ¿no deberías encontrarle otro uso a los limones?

Hay un montón de usos para esos limones como darle un mejor sabor a tu cerveza, hacer un centro de mesa o una mascarilla.

Al igual que no es realista esperar que ciertas personas nunca cometan un error, no es realista esperar que otro grupo de personas sonrían todo el tiempo sin importar lo que está sucediendo en sus vidas.

Una mueca honesta de vez en cuando es más saludable que una falsa sonrisa permanente. Está bien darte permiso de estar triste, desilusionado o herido mientras procesas los efectos de tu perdida. Sólo asegúrate que la situación no consume tu existencia, siempre hay opciones para salir con fortaleza de las situaciones difíciles.

El problema con la analogía de la limonada es que asume que todos somos iguales y que cada situación puede ser resuelta poniéndole buena cara al mal tiempo. Mientras que una actitud positiva ayuda, hay ocasiones que no es suficiente. A veces ocupamos la intensidad del enojo para levantarnos o la protección del aislamiento para procesar el dolor.

Así que la próxima vez que la vida dé limones haz una lista de cinco cosas que podrías hacer con ellos y luego escoge tu favorita y dale para adelante.

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